Espero que este blog sirva para que aquel que realmente quiera dejar de fumar lo consiga.
No nos engañemos, no es fácil pero... yo ya no fumo.
Y quiero compartir con todo aquel que todavia fuma pero que ya no quiere, mi forma de dejar de fumar.
Lo conseguí siendo consciente de que tendría que analizar, en cada momento del intento, que es lo que ocurria. De este modo descubrí que en 4 semanas era posible dejarlo. Para mi fue muy difícil porque no sabía con lo que me encontraría y mi actitud tenía que ser en todo momento de analisis respecto a mis reacciones adversas.
Pero ahora yo ya se cuales son esas fases y como reacciona, que posturas de defensa adopta el cuerpo humano ante la falta de su adicción.
Si uno sabe como es el camino por el que debe andar y con que vicisitudes uno se va a encontrar, sin duda alguna es más fácil llegar al final.
Y por ello es importante conocer lo que para mi era un misterio.
Yo fui, para aquel que quiere dejar de fumar, el explorador del camino a seguir, y ahora quien quiera realmente dejarlo simplemente debe seguir la senda por la que yo pase para evitar tropezar con todos aquellos inconvenientes que la mente y el fisico desarrollan durante el proceso de desintoxicación.
Muchos creen que el método es el de substituir, y no es así: el método es salir de la selva, del bosque, del desierto en el que uno se ha sumergido y que ahora con todo el alma desea abandonar.
Vamos a por ello.
Y vamos a plantearlo , como hemos dicho, como un viaje de huida del mundo del tabaquismo.

Una vez decidido que queremos iniciar este método para dejar de fumar , el periodo para llegar al final del tortuoso camino va a ser de 4 a 6 semanas.

PRIMERA SEMANA:
En la primera el cuerpo utiliza sistemas de autodefensa, ante la falta del cigarrillo, de caracter muy simple. El cuerpo es casi un niño que quiere un caramelo y no se lo dan. Por tanto, el que quiere abandonar el cigarrillo se encontrará con reacciones tan débiles como querer autoconvencerse de que fumando un cigarrillo no pasa nada porque uno no interferirá nuestra ruta de huida. Y claro que afecta, del mismo modo que si pensamos que reduciendo el numero de cigarrillos conseguiremos dejar de fumar paulatinamente. En absoluto. Cuando uno quiere dejar para siempre el territorio de la adicción para no volver nunca más, tiene que darse cuenta de que , al igual que nunca se le permitiria a un niño, por mucho que lo pida, comerse una piruleta justo antes de la comida, no hay que olvidar que queremos dejar atrás un planeta de corrupcion bronquial y si continumaos llevando en nuestro equipaje resquicios de ese lugar sin ninguna duda que volverá la nostalgia por volver, aunque nos hayamos planteado marchar para toda la vida. Por todo ello la primera semana, pensamientos del tipo "por uno no pasa nada", " ya fumo menos" o actitudes como gorrear tabaco porque uno ya no fuma, o actos reflejos como la mano que necesita llevarse un cigarrillo a la boca, van a ser los principales campos de batalla con los cuales el viajante aconsejado debe conocer y saber que si no se los encuentra el primer dia se los encontrará mañana o pasado , pero en esa primera semana asomaran la cabecita. Y el aprendiz de explorador debe ESTAR CON LA ALERTA CONECTADA en todo momento, por si apareciese. Y como ya he explicado antes, sabiendo lo que llega es muy fácil esperarlo con fuerza para enfrentarse, o simplemente ignorarlo y dejarlo atrás.
No debemos olvidar , de este modo, que en esa primera semana serán trucos poco difíciles de superar, pero justamente por esa razón no debemos confiarnos ante el enemigo débil porque dormirse ante una alimaña fácil de matar es de gente irresponsable. Y nuestro cuerpo y mente , en esa primera semana, nos deseará que seamos unos felices irresponsables que se creen que porque a lo que se enfrentan no es mas que algo que pide por pedir no nos cerrará la puerta de salida para siempre. Si no vamos con mucho cuidado, y vamos desarmados por ese lago inospito lleno de pequeños pececitos que en realidad son puras pirañas, no podremos salir de allí.

SEGUNDA SEMANA:
Si la primera semana, es una dependencia más bien física , pues , aunque es la mente la que muy bravucona ha intentado barrar el camino con sollozos de niño, quien pedía inocentemente era el cuerpo, la segunda semana si que es de caracter enteramente psicológica. Tu cuerpo , una vez te has enfrentado a esas ñoñerías de la primera semana, porque ya sabías que te las encontrarías, sabe que no es suficiente con pedirtelo para conseguirlo y que debe montar una estrategia para hacer posible su sueño dorado que es fumar. Por ello, en esa segunda semana, el cuerpo a través de su centro de control que es la psique te íntentará convencer de que lo que haces NO SIRVE PARA NADA. Y te cuestionará que por qué tanto esfuerzo si al fin y al cabo todo el mundo tiene que morir algún día; o por qué tanto esfuerzo si hay otros sistemas para enfermar o morir que seguro que uno no va a abandonar y que son mas sencillos de hacerlo y que por tanto por qué precisamente hemos elegido dejar de fumar; o intentará , y a por todas, plantearte debates filosófico-económicos acerca de que si es por dinero tampoco se gasta tanto y que bueno que sí que es un gasto pero que puedes ahorrar con otros gastos más tontos que tienes por ahí. Etc, etc, etc.
Y a cual más complicada la reflexión. El truco para superar ese puente levadizo que solo se sostiene por unas finas cuerdas, es no seguir el duo: si la mente de quien quiere dejar el tabaco le plantea debates, reflexiones, forums y conversaciones de amistad,... el que quiere dejarlo atrás NO DEBE HACER NI CASO. Porque en esos momentos en que uno está cruzando ese lugar inhospito de la adicción y que quiere de verdad desaparecer de esos parajes, no puede plantearse si lo que hace está bien , mal o regular, ni si debe hacerlo por un motivo u otro, ni tan siquiera debe plantearse si es capaz de conseguir llegar al destino final o no. La segunda semana, el que quiere pasar a ser exfumador debe convertirse en un soldado raso cuya única orden que debe obedecer es la que le dió su alto mando al iniciar la marcha: su propia mente cuando tomó la decisión de dejar de fumar. Y no debe pensar, en plena batalla, si avanzar ahora es correcto: porque no hay lugar para la duda. Lo único que debe hacer es avanzar, pasar un dia sin coger un cigarrilo, y otro día sin coger un cigarrilo,... porque así lo decidió un dia. Y no sirven de nada, ahora, cualesquiera que sean los cambios de planes. UNO NO PUEDE PENSAR AHORA.
Seguro que sabiendo todo eso que yo descubrí con rabía y enfurecimiento, en la segunda semana cuando aparezcan esos dilemas , el que quiere ver la luz del final del angosto camino, no tendrá problema en degollar de tajo esa mente que va de lista, y cuyos planteamientos intelectuales sólo sirven para fines meramente disuasorios, y no para cultivar el espiritu de quien ya reflexionará sobre todo ello una vez haya superado todas las batallas y haya ganado la guerra al habito de fumar.

TERCERA SEMANA:
La tercera semana es cuando uno se da cuenta de lo que es capaz de hacer aquel que ya se siente vencido, pero que con un machete entre los labios quiere todavía matar al que considera su enemigo. Y nos referimos al cuerpo del todavia adicto al tabaco. En esta tercera semana no utilizará ninguna artimaña maquiavélica, si no que intentará hacer creer que todo ya esta superado que ya has llegado al final, que la guerra ha terminado, que todos somos amigos, que aquí ya no pasa nada. Y con el único objetivo de volverte a hundir en la ciénaga del tabaquismo, agarrándote bien por el cuello hasta el fondo de la adicción de la que nunca hubiera deseado tu cuerpo que hubieras salido. Simplemente lo que debes hacer es ,ahora sí, UTILIZAR TODA LA LOGICA POSIBLE para que en todos los dias de esa tercera semana, a cada tonteria que venga a la mente, del tipo "bueno, pues vale, ya no fumo, ya he conseguido controlarlo y por tanto ahora ya me puedo fumar aunque sea uno", el todavia fumador diga "pues no, a mi me han dicho que no, que no ha terminado todavia el proceso de desintoxicación". Y quien te lo ha dicho soy yo, que te aseguro que faltan superar esa tercera semana y una cuarta para por fin ser ex-fumador para siempre.
CUARTA SEMANA:
La cuarta semana es más de lo mismo. La mente ya agotada, va perdiendo recursos, y uno con toda el razonamiento del mundo va superándo el camino que sólo hay que, sin desesperar, seguir andando para llegar al objetivo final.

QUINTA Y SEXTA SEMANA:
Por mis amigos, que haciéndome caso, dejaron de fumar siguiendo mi método, hay quien necesita 2 semanas más de superación. Pero esas dos semanas de más son como la tercera y la cuarta: simple aguante, la maratón final, sin prisa y sin pausa, de un camino que tras ese periodo de tiempo te lleva al paraiso del exfumador.



Y el siguiente mes y tal vez tambien el otro, el cuerpo ante un cigarrillo o ante alguien que fume te dejará claro ,y con toda la debilidad de una mente que se ha dado por vencida , que ya no necesita fumar pero que por LUJO no le importaria. Pero eso no acarrea ningún problema si uno sabe que perdida la adicción tendrá que seguir conviviendo entre fumadores ( pobres!) y entre tabaco, pero que NUNCA MAS DEBE COGER UN CIGARRILLO. Porque uno nunca tendrá que esconderse del mundo del que uno salió, aunque el ahora ya por fin exfumador PODRA SIN PROBLEMA contemplarlo desde la cima de mundo de los exfumadores.
Ser exfumador tiene la desventaja de haber pasado por lo que es fumar pero tiene la ventaja de que nunca caerás, porque ya caiste y te alzaste, a diferencia de los que nunca han fumado que puede que algún dia, y Dios no quiera, caigan.